jueves, 14 de febrero de 2008

El Paraiso perdido

¿Dónde resonarán ahora los ecos
de aquellas viejas canciones
que supieron conjurar los miedos
y la ausencia?

Todo es fugaz y evanescente
ahora y sólo el silencio
resuena en los polvorientos recintos
donde los antiguos dioses
miran transcurrir, impasibles,
las aguas del tiempo.

Sus rostros no reflejan
sino tristeza y hastío.
¿Qué ritos habrán de revivirlos
para devolvernos la alegría
y la esperanza?

Ya no hay voces salmodiando
oraciones o batallas,
no hay ya guerreros junto al fuego
templando sus flechas
en la hoguera, ni viejos rapsodas
desgranando historias
de reinos y traiciones.

Nada de ello existe ya
¿Deberemos resignarnos a una vida
sin prodigios ni pasiones?

Sé que en algún bosque escondido
aún podríamos encontrar
el rastro de aquellos seres luminosos
que un día lejano poblaron la tierra.

1 comentario: